
Esto lo escribí hace un par de añitos... me asombra lo que cambié a la hora de redactar! jaja pero bueno... quiero compartirlo! disfrutenlo! se los dejo así... crudito crudito...
Heme aquí con un tema que nos compete a todos. Digo todos porque nadie en este mundo puede ni podrá contrariarme que jamás haya pasado por la experiencia de la risa. Todos reímos, hasta la persona con el peor sentido del humor fue presa por ésta alguna vez.
Pero alguien se preguntó concretamente qué es la risa, o por qué reímos de una persona o situación particular, un chiste, de un sujeto distinto a nosotros. ¿Qué rescatamos de todo esto? La risa parece ser una construcción social. Inevitablemente necesitamos a un “otro”, ya sea para que nos acompañe en ese momento cómico con su risa a manera de cómplice y nos festeje nuestra broma, o para reírnos de él. En otras palabras, para hacer un uso utilitario del mismo, que sea nuestra víctima.

¿En qué pensamos cuando reímos? pienso que en esos minutos, nada. Somos invadidos por una fuerza interior de origen desconocido aparentemente. Son unos minutos o segundos en los que olvidamos el tiempo y espacio. Registramos que después nos duele la panza o sentimos calor, pero nada más, y no siempre ocurre.
Hay más. La risa encierra muchísimos mitos como por ejemplo “reir ayuda a bajar de peso” o “fortalece los abdominales”. También es la protagonista de infinidades de dichos y frases populares: “digame, ¿usted de que se ríe?”, “me río para no llorar”. Seguramente nadie se pregunta el por qué de las mismas, las repiten porque el momento daba todas las señales para que algún iluminado introdujera una de estas frases trilladas o dichos como estos. Puro mecanicismo. Ante este panorama yo pregunto ¿qué sabe el que dijo “el que ríe último ríe mejor”? ¿puede testimoniar que realmente fue así? ¿qué pasa con los que ríen solos? ¿es verdad que se acuerdan de sus picardías?
Comencemos por definir qué es la risa. Según el filósofo francés Henri Bergson, quien se convirtió en una figura muy reconocida por la originalidad y calidad de su libro: La Risa, la define como un “gesto social que subraya y reprime una distracción especial de los hombres y de los hechos”. La denomina como una corrección a un “aspecto de la persona que le hace asemejarse a una cosa, ese aspecto de los acontecimientos humanos que imita con una singular rigidez el mecanismo puro y simple, el automatismo, el movimiento sin vida”. Pasaré a explicar el concepto. La vida por sus características innatas, inherentes, naturales, posee un ritmo fluido, de movimiento, de cierta y aparente ingobernabilidad. A pesar de esto, no está exenta de ser sometida a reglas, normas, moldes que el mismo hombre construye y por medio de las cuales la y se somete. Ha creado un mundo perfectamente mecánico, autorregulado, que funciona con estas instrucciones, las cuales generan un movimiento propio, actividades, vestimentas, comportamientos según el acontecimiento diario a enfrentar sea del orden que fuere. Pero, y aquí está la causa de la risa, tenemos tan incorporada esa rutinización, nos acostumbramos tanto a ser máquinas que cualquier desvío, cualquier cosa que se nos aparezca en el camino, probablemente nos desconcierte, no la podamos ver, no lo podamos resolver, esquivar. Aparece el momento cómico. Ese desencaje en el modelo causa risa, carcajadas. La gente que trabaja, convive, camina junto a nosotros en ese instante, en ese tiempo y espacio obviamente ríe; Nosotros, deseamos desaparecer de la tierra.
Heme aquí con un tema que nos compete a todos. Digo todos porque nadie en este mundo puede ni podrá contrariarme que jamás haya pasado por la experiencia de la risa. Todos reímos, hasta la persona con el peor sentido del humor fue presa por ésta alguna vez.
Pero alguien se preguntó concretamente qué es la risa, o por qué reímos de una persona o situación particular, un chiste, de un sujeto distinto a nosotros. ¿Qué rescatamos de todo esto? La risa parece ser una construcción social. Inevitablemente necesitamos a un “otro”, ya sea para que nos acompañe en ese momento cómico con su risa a manera de cómplice y nos festeje nuestra broma, o para reírnos de él. En otras palabras, para hacer un uso utilitario del mismo, que sea nuestra víctima.

¿En qué pensamos cuando reímos? pienso que en esos minutos, nada. Somos invadidos por una fuerza interior de origen desconocido aparentemente. Son unos minutos o segundos en los que olvidamos el tiempo y espacio. Registramos que después nos duele la panza o sentimos calor, pero nada más, y no siempre ocurre.
Hay más. La risa encierra muchísimos mitos como por ejemplo “reir ayuda a bajar de peso” o “fortalece los abdominales”. También es la protagonista de infinidades de dichos y frases populares: “digame, ¿usted de que se ríe?”, “me río para no llorar”. Seguramente nadie se pregunta el por qué de las mismas, las repiten porque el momento daba todas las señales para que algún iluminado introdujera una de estas frases trilladas o dichos como estos. Puro mecanicismo. Ante este panorama yo pregunto ¿qué sabe el que dijo “el que ríe último ríe mejor”? ¿puede testimoniar que realmente fue así? ¿qué pasa con los que ríen solos? ¿es verdad que se acuerdan de sus picardías?
Comencemos por definir qué es la risa. Según el filósofo francés Henri Bergson, quien se convirtió en una figura muy reconocida por la originalidad y calidad de su libro: La Risa, la define como un “gesto social que subraya y reprime una distracción especial de los hombres y de los hechos”. La denomina como una corrección a un “aspecto de la persona que le hace asemejarse a una cosa, ese aspecto de los acontecimientos humanos que imita con una singular rigidez el mecanismo puro y simple, el automatismo, el movimiento sin vida”. Pasaré a explicar el concepto. La vida por sus características innatas, inherentes, naturales, posee un ritmo fluido, de movimiento, de cierta y aparente ingobernabilidad. A pesar de esto, no está exenta de ser sometida a reglas, normas, moldes que el mismo hombre construye y por medio de las cuales la y se somete. Ha creado un mundo perfectamente mecánico, autorregulado, que funciona con estas instrucciones, las cuales generan un movimiento propio, actividades, vestimentas, comportamientos según el acontecimiento diario a enfrentar sea del orden que fuere. Pero, y aquí está la causa de la risa, tenemos tan incorporada esa rutinización, nos acostumbramos tanto a ser máquinas que cualquier desvío, cualquier cosa que se nos aparezca en el camino, probablemente nos desconcierte, no la podamos ver, no lo podamos resolver, esquivar. Aparece el momento cómico. Ese desencaje en el modelo causa risa, carcajadas. La gente que trabaja, convive, camina junto a nosotros en ese instante, en ese tiempo y espacio obviamente ríe; Nosotros, deseamos desaparecer de la tierra.

Analicemos a la víctima: ¿cómo reacciona ante su torpe infortunio? ¿se ríe a la par de sus compañeros? ¿se enoja con ellos? ¿llora? Creo que el bochorno del momento es tal que cualquiera sea la reacción que tenga, nada ni nadie va a poder remediar su trágico momento en ese tiempo. Y los que se ríen de él ¿Por qué no hacen algo por revertir la situación? ¿es más fácil reír que preguntarle si lo pueden ayudar? ¿temen a su reacción o simplemente el nerviosismo de la situación no les deja controlar a la ingobernable risa?
En ambos casos sostengo que la risa es un producto liberalizador. El terror que produce el miedo al ridículo es distensionado por la risa y se mezcla con esa sensación de “por suerte no me paso a mí”, combinado con la compasión o la culpa: “pobre, ¡qué mal que te pase eso!”, “no debería reírme, pero es más fuerte que yo”.
Existen gran variedad de víctimas. Por ejemplo aquéllas que son objeto de burla por alguna característica física como su nariz, el color de su piel, por ser gordo, flaco, por su pelo, o sus gestos. Su “defecto” (que en realidad no lo es) prima sobre su persona, es tomado, explotado y llevado al extremo hasta las últimas consecuencias. Sin duda este es uno de los aspectos oculto y más despiadado del hombre. Vale decir y resaltar que está todo bien mientras no sea él quien sea el nuevo objeto de risa.
Ironía, burla, sarcasmo, parodia son recursos a los que se apela para construir la burla que luego es lanzada estratégicamente en el momento preciso compartido con otras personas para hacerlas reír y buscar consenso al mismo tiempo. Por eso decimos que la risa es una significación social. A su vez genera diferenciación. No es lo mismo la risa de una persona excedida en peso cuya sensación es que toma sus mismas dimensiones, llena el lugar, es mucho más fuerte y tiene mas fuerza que la de una persona flaca, o la de una señorita perteneciente a la alta sociedad. Parece ser más tímida y reprimida que la de una persona de clase media-baja que no esta sujeta a fuertes reglas sociales que condicionen su comportamiento en determinados eventos. Más allá de que sea verdad o no, son ideas que están en el imaginario social.
Otro es el caso de alguien que se apropie de la risa y de su buen humor para poder asumir algún defecto que lo trauma, le causa vergüenza o le permita contar algo malo, vergonzoso, ridículo que le haya pasado. En este caso la risa actuaría como un mecanismo de defensa, un escondite desde el cual pueden contar sin sentirse señalados o reviviendo lo padecido tan terrible. Tal vez por eso habría que cuestionarse que esconde esa persona que ríe todo el tiempo.
Generalmente la risa tiende a ser incontrolable, pocas veces uno dice “ahora me voy a reír” y se ríen. Es justamente su espontaneidad la que a veces nos puede hacer pasar un buen momento y otros no tanto. A todos nos pasó alguna vez que nos estuvieran comentando alguna desgracia o mala noticia, y uno en lugar de reaccionar de manera compasiva o solidaria se ríe, no a propósito. Sin saber por qué se dispara la risa o una pequeña mueca. La bendita risa nos hace dar la imagen de malos amigos insensibles y nosotros, en consecuencia, nos sentimos mal porque la otra persona confiaba en nosotros para contarnos sus pesares. Entonces se enoja, se sienta lastimada, decepcionada, dolida. Pero ¿cómo hace uno para demostrar que esa no era su intención? Qué sea algo inmanejable suena poco creíble ¿Cómo puede ser que nosotros que tenemos siempre todo bajo control no podamos manejar algo tan insignificante como la risa? Los hechos son claros y cantan por sí solos. Vaya a saber uno qué conexión hizo nuestro inconsciente al escuchar esas palabras que automáticamente las relacionó con algún contenido nuestro que esté reprimido y alojada en sus bastedades, y que en lugar de generarnos una respuesta adecuada a la situación, hizo que nos riéramos. Obviamente que detrás de todo esto no se esconde ninguna mala intención como en el caso de que a propósito tomamos el discurso de la otra persona y la convertimos en objeto de nuestra diversión, como fue explicado anteriormente.
A pesar de que puede haber momentos en que uno ría solo porque probablemente nos acordemos de algo que nos da gracia, la risa siempre necesita del otro como cómplice o como presa. He desarrollado a lo largo de este ensayo casos ejemplificadores. La risa es fundamental en nuestra vida. Si no estuviera sería aburrida, mecánica, automática. Es bueno que cada tanto aparezca algún estorbo que nos corra de nuestro camino rectilíneo, nos sorprenda, lo torne circular y nos haga o hagamos reír, que nos deje liberarnos aunque sea por poco tiempo de nuestras preocupaciones diarias. El reír no es perjudicial para la salud. Eso sí, asumamos las consecuencias.