miércoles, 2 de abril de 2008

¿PERIODISTA O VOLUNTARIO?

Un periodista estaba de vacaciones y de regreso a ciudad de México atravesó una pequeña población en la que había muchos heridos a causa de una explosión de gas. Él llamó desde su celular a la emisora y relató lo que estaba sucediendo hasta que se le agotó la batería. En ese momento de su emisora enviaron al lugar de la tragedia un móvil para poder continuar con la información. En el vehículo venía un joven periodista que había hecho alguna vez unos cursos de socorrismo.

Cuando el vehículo entró en la población, sus ocupantes se alarmaron porque el número de heridos era mayor del reportado su colega. No sabían que en trayecto al lugar había sucedido una segunda explosión. Al ver aquello el joven periodista le dijo a su colega que estaba de vacaciones: “Yo creo que lo que hay que hacer aquí es convertir este móvil en ambulancia para trasladar a los heridos”. Al más viejo lo tomó por sorpresa aquella sugerencia, pero rápidamente decidió que “el móvil era para transmitir”. Así que el jovencito se lo quedó mirando y le dijo: “Yo me voy a ayudar a los heridos y allá tú con tu conciencia”. Dio media vuelta y se fue. El periodista que andaba de vacaciones terminó su relato diciendo, “Yo todavía no sé si obré bien u obré mal”.

Señores, en este momento los constituyo a ustedes en un tribunal ético que le va a prestar ayuda a ese colega para determinar si obró bien o mal. ¿Quiénes utilizarían ese vehículo como móvil y quiénes como ambulancia? Se abre el debate.

Ahora que lo han meditado y que seguramente tomaron partido, habrán entrado en aquello que decía Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mis circunstancias”. Como ven, son inseparables las circunstancias. La ética no es como los reglamentos del fútbol. Cuando el árbitro está ante una situación, inmediatamente la esquematiza y dependiendo de la gravedad de la falta saca tarjeta roja. Sabe que su decisión está respaldada por los artículos del reglamento que rige el juego.

La ética no saca tarjeta roja. Porque tiene que ver con las circunstancias de cada uno. Y puede ser que ante este mismo hecho yo periodista decida lo contrario de lo que decidió el colega: “Este móvil servirá únicamente para transmitir porque estoy convencido de que es lo mejor que puedo hacer en beneficio de toda la población”. No me atengo únicamente al caso inmediato sino que tengo una visión de más amplio espectro. Yo tengo que convocar la solidaridad no sólo de la gente de esta población sino de todas las poblaciones alrededor y hacer que todos sean conscientes que tienen que venir a ayudar a esta gente. Puede ser que mediante esa acción atraiga más ayuda y obtenga más eficacia que la que individualmente pudiera prestar. Es decir, que esta sea una forma de potenciar la ayuda.

Lo otro es mi caso personal, y allí es donde me hago la pregunta, y esa es la pregunta que este colega se hacía. “¿Yo para qué he sido puesto en la sociedad?” “¿Para que adopte esto?”. Ese periodista entendió en ese momento que lo suyo era potenciar todas las posibilidades de ayuda que tenía la sociedad. No únicamente su solitaria posibilidad de ayuda. Nuestro lugar es un puesto frente a toda la sociedad y eso hay tenerlo muy claro. Qué le pasó, por ejemplo, a aquel fotógrafo que ganó el premio Pulitzer con la fotografía de aquel bebé africano que agonizaba y un cuervo esperaba a su lado. Tomó la fotografía, ganó premios, pero la imagen de aquel bebé le persiguió hasta que un día no soportó más y tomó la decisión de suicidarse. ¿Por qué? Porque era una decisión ética que él no había resuelto o que había resuelto en contra de su conciencia.

Lo ético tiene este problema: así como la ley se cumple o no cuando uno ve al policía, la ética tiene la complejidad de que uno lleva adentro el policía, que en este caso opera como conciencia. Es una sensación latente y despierta que actúa en nosotros silenciosamente. Por eso es importante saber cuál es o cuál puede llegar a ser mi compromiso como periodista frente a los dilemas propios del oficio. Frente a un mismo caso se pueden presentar distintas circunstancias o tener distintas visiones. Usted escoge.

Es bueno recordar que a veces, en cuanto se plantea un caso, queremos reducirlo a dos caminos, como en el ejemplo anterior: puede ser que los que están escogiendo la ambulancia tengan tanta razón como los del móvil. Depende de sus circunstancias. Significa que la ética tiene unos valores que son aplicables a muy distintas situaciones, por eso se dice que hay una sola ética y distintas morales.